¿Y si todo podía ser maravilloso?
Cuando Michael Shaylen recibió la custodia de un bebé, acudió a la única mujer que podía enseñarle a ser padre, su ex amante y psicóloga infantil Juliana Cane, y le hizo una proposición: dos meses de educación infantil a cambio de ayudarla en su carrera.
Juliana aceptó y, de repente, se encontró con lo que más deseaba en el mundo: un hogar, un niño y Shay. Pero aquella situación era solo temporal, pues a pesar de la pasión que los consumía a ambos, había sobrados motivos para que Juliana se marchara.